Debían correr los primeros días de enero de 2010 cuando empezamos a idear lo que para todos era y es un proyecto ilusionante. Desde el principio el concepto estaba muy claro: hablábamos de movilizar a la juventud hacia la solidaridad. Un proyecto interesante pero del que teníamos que saber si se trataba de un posible o un imposible. Podríamos haber pensado que era utópico comprometer a los jóvenes, que jamás nadie daría nada sin obtener algo a cambio, pero no fue así y hoy Gooding es más que una realidad.
La idea se basaba en que no existía ninguna plataforma o ninguna asociación, que fuera capaz de dirigir a los jóvenes hacia un voluntariado, fuera de la clase que fuera. Aunque sí, clubes juveniles que apoyan la causa solidaria e instan a los jóvenes que lideran a unirse a grupos de voluntariado, pero que no constituye su actividad principal.
Quizás, el problema queda más claro si intentamos dar respuesta a ¿qué hace un joven que quiere ayudar a los demás?¿a quién acude?¿qué debería hacer? Se ha hablado mucho de que el voluntariado es una oportunidad que te brinda una fuente externa pero que, en raras ocasiones, es uno quien busca esa oportunidad con ahínco sin antes desesperarse. Y no porque no existan lugares donde ayudar, sino porque uno, desde el principio, no sabe por donde empezar a buscar. He aquí una necesidad rampante.
Con lo que hoy es Gooding entre ceja y ceja, nos reunimos varias veces más, y tratamos de involucrar a la máxima gente posible. Lo nuestro es un intento claro de descubrir al mundo que la juventud tiene algo más que decir ante lo que sucede a su alrededor, que tenemos sentido de la responsabilidad, que en nosotros triunfó el valor de la solidaridad. Un valor que tenemos todos, quizás dormido o adormilado, y que Gooding trata de despertar.
En ese camino recibimos muchos apoyos que nos daban el empuje que necesitábamos, si es que en algún momento nos faltaron las fuerzas. Sobre todo cuando alguien que no esperábamos se nos acercaba para ofrecerse como voluntario, alguien del que nunca hubiéramos imaginado que le pudiera interesar Gooding. Era en ese entonces, cuando nos entraban unas fuerzas y unas sensación de estar en el buen camino muy difíciles de definir.
Y, así, paso a paso, llegamos a formarnos. Jóvenes normales y corrientes con enormes ganas de servir a los demás. Hoy estamos contentos de ser una realidad pero también somos conscientes de que lo mejor está por venir.